
Energía Verde en Crisis: Lecciones de España, Cambios en EE.UU. y el Rol de América Latina
La transición hacia la energía verde ha sido un pilar de las políticas climáticas globales, pero recientes acontecimientos en España y los cambios en la política energética de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump han puesto en tela de juicio su implementación y viabilidad. La politización de la agenda verde, impulsada en gran medida por la administración Biden, ha generado un rechazo que amenaza con descartar avances importantes. Sin embargo, el colapso energético en España nos recuerda la necesidad de un enfoque equilibrado, donde las energías no renovables sigan siendo un plan B estratégico, especialmente en regiones como América Latina, donde los combustibles fósiles son motores clave del desarrollo económico. Este artículo analiza estos eventos, sus implicaciones y propone un camino hacia una transición energética más pragmática.
El Apagón en España: Una Advertencia sobre la Dependencia Excesiva
En abril de 2025, España sufrió un apagón masivo que dejó a millones sin electricidad, atribuido a una dependencia excesiva de fuentes renovables, particularmente la energía solar, en un contexto de condiciones climáticas adversas y una infraestructura de red insuficientemente preparada. Según un artículo del Wall Street Journal, la priorización de las renovables sobre la estabilidad de la red, ignorando advertencias técnicas, llevó al colapso del sistema eléctrico español. Publicaciones en X, como la de @AlfredoJalife, también señalaron que la “obsesión” con las renovables dejó al país vulnerable, citando reportes de Public News.
Este incidente resalta una verdad incómoda: aunque las energías renovables son esenciales para combatir el cambio climático, su intermitencia exige sistemas de respaldo robustos. España, que genera aproximadamente el 62% de su electricidad a partir de fuentes renovables (principalmente hidráulica, eólica y solar), no logró equilibrar la variabilidad de estas fuentes con una capacidad de almacenamiento adecuada o alternativas no renovables. La lección es clara: sin un plan B que incluya combustibles fósiles o tecnologías de almacenamiento avanzadas, la transición verde puede generar inestabilidad energética.
De Biden a Trump: Un Cambio de Paradigma Politizado
En Estados Unidos, la agenda energética ha experimentado un viraje drástico con el regreso de Donald Trump a la presidencia en 2025. Durante la administración Biden, la Inflation Reduction Act (IRA) de 2022 destinó cientos de miles de millones de dólares a proyectos de energía limpia, impulsando un crecimiento récord en la capacidad de energía solar y eólica. Según la Energy Information Administration (EIA), en 2025, el 81% de la nueva capacidad de generación eléctrica en EE.UU. provendrá de plantas solares y baterías, y el 93% incluirá otras renovables como la eólica. Este impulso, sin embargo, fue profundamente politizado, asociado con una agenda progresista que alienó a sectores conservadores.
Con Trump, la política energética ha vuelto a centrarse en los combustibles fósiles. Su orden ejecutiva “Unleashing American Energy” del 20 de enero de 2025 revocó la IRA y otras medidas de Biden, pausando fondos para proyectos renovables y priorizando la exploración de petróleo y gas en tierras federales. Trump también detuvo el arrendamiento de áreas en la plataforma continental para proyectos eólicos marinos y reanudó las aprobaciones de exportaciones de gas natural licuado (LNG). Estas medidas reflejan su enfoque de “dominancia energética”, que busca maximizar la producción de petróleo y gas para reducir costos y fortalecer la competitividad económica.
Lamentablemente, la politización de la energía verde ha llevado a un retroceso significativo. La buena idea de reducir emisiones y diversificar la matriz energética se vio empañada por su asociación con la agenda Biden, que perdió apoyo tras las elecciones de 2024. Como señala un análisis de NPR, aunque las renovables son la opción más económica para satisfacer la creciente demanda de electricidad, las políticas de Trump podrían ralentizar su desarrollo, aumentando la dependencia de gas natural y carbón a largo plazo. Esto pone en riesgo los compromisos climáticos internacionales, como el Acuerdo de París, del que Trump planea retirar nuevamente a EE.UU.
América Latina: El Papel Estratégico de las Energías No Renovables
En América Latina, la situación energética es compleja pero rica en oportunidades. La región genera el 64% de su electricidad a partir de fuentes renovables, liderada por la hidroeléctrica (45%), gracias a países como Brasil, Costa Rica y Paraguay. Sin embargo, los combustibles fósiles representan el 67% de la matriz energética total, dominando sectores como el transporte y la industria. Países como México, Argentina y Brasil dependen del petróleo y el gas natural para impulsar su crecimiento económico, y la región es un exportador neto de crudo y carbón.
El desarrollo de energías no renovables en América Latina no debe ser demonizado, sino gestionado estratégicamente. Por ejemplo, México, bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum, planea mantener a Pemex como un actor central en el sector energético, pero también invertir en renovables. Esto refleja un enfoque pragmático: los ingresos del petróleo financian el desarrollo, mientras que las renovables ganan terreno. En Chile y Brasil, líderes en energía eólica y solar, la transición avanza, pero no a expensas de abandonar el gas natural, que proporciona estabilidad.
El Latin America Energy Outlook 2023 de la International Energy Agency (IEA) destaca que la región tiene un potencial enorme para liderar en energías limpias, pero su dependencia de combustibles fósiles crecerá modestamente hasta 2050 si no se implementan políticas más ambiciosas. La producción de minerales críticos, como el litio y el cobre, también posiciona a América Latina como un actor clave en la transición global, pero requiere una matriz energética confiable que combine renovables y no renovables.
Un Camino Hacia Adelante: Equilibrio y Pragmatismo
El apagón en España y el cambio de rumbo en EE.UU. nos enseñan que la transición energética no puede ser dogmática. La politización de la energía verde, como vimos con la agenda Biden, ha generado resistencia que amenaza con deshacer el progreso. Sin embargo, descartar las renovables por completo, como parece inclinarse la política de Trump, ignora su viabilidad económica y su rol en la lucha contra el cambio climático. América Latina, con su riqueza en recursos fósiles y renovables, tiene la oportunidad de mostrar el camino.
Proponemos las siguientes estrategias:
Diversificación con respaldo fósil: Los países deben invertir en almacenamiento de energía y mantener capacidad de generación con gas natural para garantizar estabilidad, como lo demuestra el caso español.
Inversión en infraestructura: América Latina debe modernizar sus redes eléctricas para integrar más renovables, siguiendo el ejemplo de Chile, que ha implementado estudios de flexibilidad.
Uso estratégico de los fósiles: Los ingresos del petróleo y el gas deben financiar la transición energética, como en México, mientras se evitan proyectos ambientalmente insostenibles.
Cooperación regional: Iniciativas como Renewables in Latin America and the Caribbean (RELAC) pueden acelerar la adopción de renovables, pero deben incluir planes de contingencia con no renovables.
Despolitizar la transición: La energía verde debe presentarse como una solución económica y de seguridad energética, no como una bandera ideológica, para ganar apoyo bipartisan, como sugieren algunos republicanos en EE.UU.
Conclusión
La energía verde es una buena idea que, desafortunadamente, se politizó y ahora enfrenta retrocesos significativos. El apagón en España nos recuerda que la dependencia excesiva de renovables sin un plan B es arriesgada, mientras que la política de Trump, aunque pragmática en términos económicos, subestima el potencial de las renovables. América Latina, con su combinación única de recursos fósiles y renovables, puede liderar con un modelo equilibrado que use los combustibles fósiles sabiamente para financiar una transición sostenible. La clave está en el pragmatismo: ni dogmas verdes ni negacionismo fósil, sino una estrategia que priorice la estabilidad, el desarrollo y el medio ambiente.
Fuentes:
- Energy Information Administration. (2025). Short-term energy outlook. https://www.eia.gov/outlooks/steo/
- International Energy Agency. (2023). Latin America energy outlook 2023. https://www.iea.org/reports/latin-america-energy-outlook-2023
- Jalife, A. [@AlfredoJalife]. (2025, abril). Publicaciones sobre el apagón en España y la dependencia de energías renovables [Publicación en X]. https://x.com/AlfredoJalife
- National Public Radio. (2025). Analysis: Trump’s energy policy and its impact on renewables. https://www.npr.org/
- The Wall Street Journal. (2025, abril). Spain’s blackout: A warning on renewable energy overreliance. https://www.wsj.com/
- U.S. Government. (2025, January 20). Executive order on unleashing American energy. https://www.whitehouse.gov/